28 de noviembre de 2011

Cenizas


Esta semana tuve la oportunidad de cruzar la cordillera de los Andes rumbo a Chile. Fueron sólo dos días pero bastaron para comprobar personalmente los desastres ocasionados por la erupción del volcán Puyehue-Cordón Caulle. 
Comenzamos el viaje por el paso de Pino Hachado, que se halla justo hacia el oeste de esta región del Valle de Río Negro y al centro-oeste de la provincia de Neuquén, debido precisamente a la suspensión del tránsito por el paso Puyehue, al sur de Neuquén, por la acción del viento que levanta cenizas y obstaculiza la visibilidad.
Nuestro viaje se alargó así unos 200 km pero pudimos disfrutar de los maravillosos paisajes del paso y la zona de Chile que recorrimos. La zona se caracteriza por ser de roca basáltica y de escasa vegetación, sólo se destacan las típicas araucarias araucanas o Pehuén y clima seco. Mientras que en Chile la vegetación es abundante, de suaves colinas y clima húmedo y lluvioso.




La región de los Lagos, de Chile, es muy pintoresca, abunda el verde, las montañas, los volcanes humeantes,  los lagos con playas de arena negra y las termas.
El cruce por el paso Puyehue- Cardenal Samoré, nos impresionó y sobrecogió. Del lado chileno no se veían cenizas pero aproximándonos al volcán vimos las montañas cubiertas de una especie de humo parecido a la niebla, pero con fuerte olor a azufre.

A medida que nos acercamos al paso vimos cómo la vegetación se veía quemada, la selva valdiviana, propia de la región se transformaba en una desolada, triste y sobrecogedora imagen. Las arenas calientes de las primeras erupciones quemaron todos los árboles y acumularon toneladas de material piroclástico por doquier. Las sucesivas limpiezas de ruta aumentaron los volúmenes a la vera del camino, pero como el volcán sigue emanando cenizas, un poco más fina que antes, todo ese polvo se levanta con el paso de camiones y vehículos de todo tipo produciendo una permanente nube que ahoga y desdibuja el paisaje, tornándolo más terrible aún. Del lado Argentino se prolonga el efecto por varios km, afectando a localidades como Villa La Angostura y Bariloche, debido a que el viento predominante en la zona es de dirección oeste-este, llevando cenizas por todo el territorio en esa dirección.






Los habitantes de la Villa han realizado un arduo trabajo de limpieza de techos, calles, veredas y jardines, tratando de minimizar los daños para no perder la afluencia de turismo, aunque sin mucho éxito. Las plantas están empezando a brotar con la fuerza de la primavera, es de esperar que el volcán disminuya sus emanaciones y puedan recuperarse totalmente.
Las localidades que están más al sur como El Bolsón no se vieron afectadas mayormente por la ceniza gruesa o arena, sí algunos días con el polvo que lleva el viento. Los cursos de agua han tomado un tono turquesa debido a la acumulación de cenizas y sus componentes químicos.
Este viaje fue muy rápido, sin tiempo para detenerme a disfrutar del paisaje o por lo menos para registrar en fotos lugares hermosos de Chile y Argentina, pero sirvió para entender que la naturaleza tiene un poder incontrolable todavía y estamos a merced de ella, de manera que debo agradecer todo lo que puedo hacer, ver, visitar y conocer. Hasta la próxima!






23 de julio de 2011

Fiesta De Luca

Este año pudimos concretar un sueño que veníamos acariciando unos primos y yo: reunir a la mayor cantidad de primos y tíos posible en un encuentro multitudinario.
Ricardo, el primo en cuestión, se entusiasmó con la idea y trabajó arduamente para contactar y convocar a todos los descendientes de Paolo De Luca, nuestro bisabuelo, que llegó desde Fregona, un pequeño pueblo del norte de Italia, con su esposa y dos hijos en el año 1880 y que después de vivir en varias provincias argentinas, en las que nacieron siete hijos más, se instaló en Malabrigo, una colonia de inmigrantes del norte de Santa Fe.








El lugar elegido para la reunión fue precisamente un club de Malabrigo, el 9 de julio. Ricardo y varios primos que lo ayudaron pensaron en todos los detalles, y la fiesta fue un rotundo éxito, unas trescientas personas. Vinieron también nuestros primos de Brasil, que ya realizaban estos encuentros en su país, todos descendientes de un De Luca del mismo pueblo que mi abuelo. En total viajaron 66 personas en dos transportes colectivos. Desde provincias y lugares tan lejanos como Ushuaia (mi hermano Raúl) de Río Negro ( nosotros y mi hermano Iván) del Chaco, de Formosa, de Entre Ríos, de Buenos Aires, de Córdoba y de distintos pueblos de Santa Fe.
Reconocí a esos primos que no veía desde chica, ahora padres y o abuelos, conocí a muchos de los que no tenía idea de su existencia y a otros que conocía de nombre. Fue muy emocionante encontrarnos, presentarnos y contarnos nuestras historias personales. Fue gracioso encontrar a algunos que eran parientes míos de parte de madre por un lado y de padre por el otro. Esto sucede a menudo en los pueblos chicos, sobre todo en las familias numerosas como la mía.
Aproveché la oportunidad para visitar los campos de otros primos, comer naranjas y mandarinas directamente de las plantas, lechones, pescado y carne de vaca a la parrilla en grata compañía y escuchando música, ya que casi todos ejecutan algún instrumento. Mi hermano Raúl y su acordeón motivaron a más de uno.

22 de abril de 2011

Otoño en la cordillera

Como hago muchas veces, en realidad todas las que puedo, más ahora que no tengo horarios que cumplir, acompañé a Osvaldo (mi marido), en una de sus giras de trabajo. El lugar me apasiona: la cordillera. Esta vez fuimos a El Bolsón y nos alojamos en una cabaña muy cómoda, en un entorno natural espectacular. Los dueños son conocidos nuestros, tienen un complejo de cabañas: El Manantial, y cultivan verduras que luego venden en la Feria Artesanal y en un negocio.
El otoño tiñó de amarillo los álamos que resaltan en el verde del follaje cordillerano, algunos robles y rosas mosqueta ponen un toque de rojo. Las lengas no quieren despedirse del verano todavía y mantienen su verde.














5 de marzo de 2011

Tiempo de cosecha

Hace tiempo que no escribo. Es una necesidad que no siempre tengo, si bien me gusta mucho leer,  y leer lo que otros escriben siempre es beneficioso para uno, escribir se me hace cuesta arriba.
Hoy quiero mostrar algunas fotos de este tiempo de cosecha en el Valle. Unos amigos trabajan una chacra pequeña pero productiva, toda la familia pone su granito de arena.





Cargaditas las plantas, no? y ahora se vienen las manzanas. En el próximo post las muestro. Hasta pronto!